Cuando llueve el firme de la carretera se moja. Parece una obviedad; sin embargo, es un hecho crítico que influye de manera decisiva en nuestra seguridad vial. Y es que un firme mojado puede afectar al comportamiento del coche, sobre todo si componentes tan importantes como los que forman en llamado triángulo de seguridad no están a punto.
La relación entre el triángulo de seguridad y la distancia de frenado
La distancia de frenado viene a ser lo que transcurre desde que pisamos el pedal de freno hasta que el vehículo se detiene completamente. Esa distancia la medimos no sólo en metros, sino también en segundos, porque tanto las distancias como el tiempo son muy importantes a la hora de salvar vidas en carretera.
¿Cuál es la clave? Evidentemente ser capaces de reducir, con seguridad claro, la distancia al mínimo. Mínimo recorrido. Mínimo tiempo.
Antes de llegar a ese punto habría que hablar de la distancia de reacción, en la que influyen factores como si estamos cansados, la visibilidad etc.
Pero una vez que vemos visto que tenemos que frenar entra en juego ya no sólo nuestra destreza al volante, sino también la propia máquina: el coche. Y en ese sentido el triángulo de seguridad, formado por frenos, neumáticos y amortiguadores, es importantísimo.
Estos tres elementos (recuerda: frenos, neumáticos y amortiguadores) marcarán la diferencia en situaciones de peligro. La lluvia (o lo que es lo mismo, el asfalto mojado) compromete cuestiones como la distancia necesaria para frenar, la adherencia a la carretera y la estabilidad del vehículo.
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